Este es un señor que ingresaba todos los días en el banco 1.200 euros, así que el director de la entidad, todo mosca, da la orden que si vuelve a aparecer con más pasta al día siguiente, le hicieran pasar a su despacho. ¡Y cómo no! El tío volvió con más talegos. Le hacen pasar al despacho del jefe y éste va directamente al grano:
- No nos ha pasado desapercibido que usted ingresa todos los días 1.200 euros... ¿de dónde las saca usted?
- Pues muy simple... Apuesto y siempre gano.
- ¿Y qué apuesta?
- Lo que se me ocurra. Por ejemplo, le apuesto que me puedo comer mi ojo izquierdo.
- ¡Venga ya! No me lo creo.
- ¿Hacen 300 euros?
- ¡Apostados!
El tío se saca el ojo postizo y se lo come.
- ¡Oh! Increíble. Me ha ganado. ¡Y parecía tan real!
- Mire, me cae bien. Le apuesto doble o nada que tengo los huevos cuadrados.
- Eso sí que es imposible, venga, 600 euros.
Va el hombre y se baja pantalón y calzoncillos.
- ¿Ve como era imposible que los tuviera cuadrados?
- Usted toque y ya verá.
El banquero mosca, le palpa las partes...
- De cuadradados nada, ¡he ganado 600 euros!
- Está bien, aquí tiene... pero ¿ve a aquel cajero de allí? ¡Pues le he apostado 1.200 a que usted me tocaba los huevos!
miércoles, 4 de julio de 2007
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